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Pilar Bellés Pitarch: Enseñar y aprender, un juego que no acaba nunca... un cuento... una ocasión.

¡TIBURONES A LA PLAYA!

¡TIBURONES A LA PLAYA!

La playa es una fuente inagotable de  imaginación y fantasía para los niños.  En ella pueden aparecer todo tipo de criaturas marinas... hasta tiburones. Cuando se acerca el verano, disminuyen las ganas de trabajar. Con cuentos como éste no sólo se trabaja la lecto-escritura sino que también se estimula la creatividad. Los niños participan en el cuento o inventan su propia historia sobre la playa...

Cada mañana mamá paseaba al perro, un precioso hasqui siberiano gris y blanco que cuidaba desde pequeño, por la orilla del mar. Aquella mañana, el niño se había despertado temprano y la había acompañado. De pronto vieron algo oscuro que se aproximaba  con las olas de la mar.  El perro ladró guau, guau.

-  ¿Será un tiburón? - preguntó el niño.

-  No, aquí no hay tiburones- dijo la madre.

- ¿Será una ballena?

-  Es muy pequeño para ser una ballena...

-  ¿Será un pulpo? (aquí entran los niños en el cuento e introducen nombres de criaturas marinas).

-  No, es negro.

Al final se escondieron detrás de una roca para ver lo que fuera que se aproximaba. El agua lo sacó hasta la playa. El perro ladró guau, guau.

-  ¿Qué es eso?

(Los niños  intervienen otra vez dando ideas. Se puede dejar como final del cuento la idea más original).

Buscaron un palo largo y lo tocaron. No se movía. Se arrimaron... era un trozo de tela negro que flotaba... ¡Cómo les había engañado!

 

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