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Pilar Bellés Pitarch: Enseñar y aprender, un juego que no acaba nunca... un cuento... una ocasión.

¡MENUDO EMPASTRE! ¿QUÉ HACEMOS AHORA?

¡MENUDO EMPASTRE!  ¿QUÉ HACEMOS AHORA?

La plastilina y las pinturas les encantan a los niños. Se lo pasan en grande experimentando.  Detrás de su ilusión quedan descuidos de gotas de pintura en la ropa, muebles manchados, pinceles pegados por no limpiarlos bien... no dejemos que nuestra preocupación por el orden y la disciplina les amargue la diversión del momento... aunque, jamás podemos descuidar el orden ni la disciplina... ¿Cómo lo hacemos?... Podemos probar con historias como ésta... en este caso podemos dejar que los niños y niñas intervengan en detalles puntuales pero hemos de tener cuidado que no nos cambien el final... se cargarían la historia.

 

Los dos hermanos tenían los juguetes guardados  en carritos de varias bandejas con ruedas. Cada uno estaba etiquetado: dinosaurios, coches, puzzles, pinturas y, desde hacía una semana, plastilina.

Algunos días, mientras el mayor hacía los deberes, papá dejaba al pequeño pintar con los pinceles. Luego limpiaban entre todos. De esta manera, el mayor trabajaba tranquilo.

Un día el mayor tenía varios exámenes y mucho que estudiar. El pequeño convenció a los papás que le dejaran la plastilina mientras el mayor estudiaba tranquilo. Todo fue tranquilidad aquella tarde, pero al día siguiente:

-              ¡Menudo empastre! – dijo la mamá al entrar al comedor - ¿Quién ha empastrado la plastilina por los muebles del comedor?

-              ¿Qué hacemos ahora? -  dijo el papá.

-              Castigar a mi hermano – dijo el mayor.

-              Ha sido la plastilina... – dijo el pequeño.

-              Está bien, castigaremos a la plastilina – dijo la mamá. – Plastilina, quedas castigada un mes sin salir de tu caja.

Toda la familia se pasó una tarde entera rascando, frotando y sacándoles brillo a los muebles del comedor, el pequeño también.

Llegó Carnaval. Fueron a comprar disfraces. El pequeño se encaprichó de una máscara pero era muy cara y no quisieron comprársela. Estaba disgustado. Al llegar a casa...

-              Si quieres, juntos podemos hacer una de plastilina -  dijo el papá.

La plastilina, ignorada durante mucho tiempo,  estaba dura y difícil de manejar. El papá con insistencia acabó la máscara. El niño hizo un balón.

Al día siguiente dedicaron media hora más a jugar juntos a plastilina papá hizo una cesta y él unas frutas (dejamos que los niños intervengan e imaginen que harían con plastilina tanto sus padres como ellos). Otro día.... otro más...  (aquí pueden intervenir en el cuento los niños que lo deseen).

En aquella casa  los niños disfrutaron de lo lindo con pinturas y plastilina casi a diario. Siempre cumpliendo las normas y en presencia de los padres que pasaron  momentos inolvidables junto a sus hijos.

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