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Pilar Bellés Pitarch: Enseñar y aprender, un juego que no acaba nunca... un cuento... una ocasión.

¡QUE VIENE EL TIBURÓN!

¡QUE VIENE EL TIBURÓN!

¡Cuidado con las bromas! A cierta edad nuestros pequeños no separan bien la fantasía de la realidad. Pueden cambiar el sentido de  nuestras palabras o relacionarlas con elementos de su fantasía... en fin, montarnos cada lío...  como ocurre en este cuento.

Cada día, al llegar papá de trabajar i poner la llave a la puerta, mamá le decía al niño:

-  ¡Que viene el tiburón!

El niño se escondía debajo de la mesa (se dicen escondites de la casa / clase).

-  No, no... aquí no me pillará...

En eso que entraba el padre y ponía una voz terrorífica:

-  ¿Quién hay aquí?

Cuando lo encontraba:

-  ¡Papá!... No era el tiburón... ¡era papá!

Así todos los días. Unas veces, el niño se escondía detrás de la puerta; otras, dentro del armario; otras, dentro de la bañera; otras en el trastero...

Llegaron las vacaciones. La familia fue a un acuario a pasar el día. Se unieron a un grupo de gente que seguía a un guía que les explicaba sorprendentes detalles sobre  las diferentes especies.  Un tiburón se acercaba al cristal.

-  Mira hijo,  ¡que viene el tiburón! - dijo la mamá sin pensar.

- ¡Papaaaaaaaaa´!  -  gritó el niño dirigiéndose al tiburón.

Toda la gente se quedó mirando. Algunos contuvieron la risa. Otros no. La familia, discretamente salió del grupo y se fue a visitar el acuario por su cuenta.

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