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Pilar Bellés Pitarch: Enseñar y aprender, un juego que no acaba nunca... un cuento... una ocasión.

¡GRACIAS POR TU TRABAJO, MAESTRO!

¡GRACIAS POR TU TRABAJO, MAESTRO!

¡GRACIAS POR TU TRABAJO, MAESTRO!

(A todos los maestros y maestras)

 

Las últimas noticias nos llegan

y nos hieren el alma,

¿qué pasa con lo que hacemos?

¿Cómo es que nadie lo ve?

 

Somos maestros  y maestras

llevamos años educando,

creando buenas personas,

sonriendo y mimando.

 

Gracias a nosotros y nosotras

miles de niños aprendieron

a vivir en respeto y tolerancia,

valores y responsabilidad.

 

Ocurrió un desgraciado incidente

y, de pronto,  todo parece estar mal,

nos quedamos sorprendidos e impotentes,

vacíos, ante la terrible realidad.

 

Las noticias nos avasallan

y no sabemos qué hacer,

nadie se atreve a gritar

lo que, ya, está en el ambiente.

 

Ya está bien de noticias de desánimo,

ya está bien de descalificarnos,

somos muchos los que no estamos

de acuerdo, y nos callamos,

tal vez porque no nos atrevemos

a decir lo que pensamos.

 

 

No estamos quemados

ni vamos a huir,

nos gusta nuestro trabajo

y vamos a seguir.

 

Somos felices educando

y nos sentimos recompensados

con la sonrisa de nuestros alumnos

por los que cada día nos desvivimos.

 

 

Educaremos a los futuros ciudadanos

con ejemplo de valores y responsabilidad,

no somos débiles ni nos rendiremos

seremos fuertes ante la adversidad.

 

Somos maestros y maestras

que estamos orgullosos de educar

somos padres y madres

que enseñamos a nuestros hijos a respetar.

 

Ya basta de noticias deprimentes

y  comencemos a actuar,

ya es hora de enseñar a nuestros hijos

a ser respetuosos con la autoridad,

no miremos hacia otro lado

que eso tiene que pasar por nosotros

hemos de ser respetuosos y hacernos respetar.

 

Ya está bien de intolerancia,

ya está bien de callar la verdad,

si hay treinta manzanas sanas

¿cómo es que sólo ven la que salió mal?

 

Los padres no debemos olvidarnos

de la gran labor de educar,

hay que poner normas en casa

y saber decir que no,

que nuestros hijos tengan límites

que no puedan traspasar.

 

Educar no es sólo tarea del maestro,

el respeto comienza en casa,

educar es tarea compartida

de familia y colegio,

para ello debemos apoyarnos

en lugar de enfrentarnos.

 

La labor que hacen los maestros

no la debemos olvidar,

pero debemos apoyarla en casa

para que llegue a funcionar.

 

Ya está bien de callarnos

y vamos juntos a gritar:

¡queremos educar con alegría,

respeto y responsabilidad!

 

Ya está bien de buscar defectos

y como padres vamos a valorar

el gran trabajo de los maestros

y aceptar nuestra responsabilidad.

 

El día que nuestros hijos crezcan

no recordarán la adversidad,

sino la sonrisa del maestro

que le enseñó a triunfar.

 

Gracias maestro por tu sonrisa,

por tu paciencia y tolerancia,

gracias por haberme enseñado

que el mundo es maravilloso.

 

 

Ante los últimos acontecimientos

padres, madres, niños, personas en general

todos juntos, vamos a gritar:

¡gracias por tu trabajo, maestro!

 

 

Gracias por tu trabajo, maestro,

por tus cuidados y tu sonrisa,

yo era un ser pequeño e indefenso

y tú me diste ilusión y esperanza,

ahora que yo soy maestra también

procuraré seguir tu ejemplo,

¡gracias por tu trabajo, maestro!

             Pilar Bellés

 

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